jueves, 3 de octubre de 2013

Atlético Venezuela: Sin tiempo para lamentos


Prensa Atlético Venezuela (@AtleticoVzla)

Cuenta quien ahí estuvo, que el camerino de local del Brígido Iriarte era un lugar silente. Solamente se escuchaba el taconeo de los zapatos de cada miembro del plantel que bajaba por las escaleras. Todos con la cabeza abajo. Orgullo herido. La idea que se tuvo la posibilidad muy cerca de por lo menos forzar la definición desde los tiros del punto penal, carcomía la mente del grupo. Atlético Venezuela se despidió de la Copa con gallardía.

Las luces artificiales del mítico Brígido Iriarte eran de nuevo testigos de una fiesta nocturna de fútbol. El otrora inquilino, hoy hacía de visitante. El fuerte, ahora sitiado por Atlético Venezuela, estaba listo para presenciar la gesta que a punto estuvo de lograr el cuadro nacional. Color en la grada y vértigo en la cancha. El ritmo y el espectáculo que ofrecieron en el maltrecho gramado invitaban a pensar que algo sorprendente podía pasar anoche.

Y es que el Atlético arrinconó desde temprano a Caracas en su arco. La velocidad de “Turbo” González, el traslado de Rubén Arocha, la lucha y brega en punta de Cristian Cásseres, la solvencia de Javier González y Giovanny Romero en el fondo y el empuje de “Tico” Pérez enloquecían a la línea de zaga roja. Pero como si del libreto de una mala película se tratase, hasta la parcialidad visitante colaboró con trastocar el plan del cuadro nacional. El principal del partido, Marcos Suárez, tuvo que detener en par de ocasiones el partido durante el primer tiempo a causa de la barra roja. Se rompió el ritmo trepidante que exhibió la tropa de José Hernández.

En el segundo tiempo, una goma de borrar anuló ese libreto malvado y el equipo azul y rojo marcó la diferencia. “Tico” Pérez tomó una pelota y encaró, se metió en el área y aunque el recién ingresado Hermes Palomino aparecía como una locomotora por la izquierda con mejor perfil para pegarle al arco, el camisa 17 prefirió sacar un misil tierra – aire de su botín izquierdo para reventarle las mallas a Alain Baroja, que ni tiempo tuvo de ver pasar el proyectil entre sus manos, extendidas junto con sus brazos. Golazo. 1-0.

La gesta de igualar la eliminatoria estuvo de nuevo en los pies de “Tico”. Y es que el nacido en Maracay estaba tocado por Dios y asumió el peso de llevar a su equipo en volandas. Un zapatazo, ahora con la bota derecha, aruñó el cruce del horizontal con el bajante izquierdo de Baroja. Casi era el 2-0, marcador que forzaba a los penales.

Pero la injusticia de los dioses paganos descendió desde el oscuro cielo capitalino para permitir que el rival anotara el 1-1, en un pequeño descuido de la defensa. Todo se acabó.

Atlético Venezuela se despidió de la Copa Venezuela, pero no hay espacio para lamentos. Mañana viernes el equipo se vuelve a reunir bien temprano para trabajar pensando en su próximo rival, Lara, por el Torneo Apertura, donde el Atlético, va por más.

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