Este empate, me produce sensaciones encontradas, pues no podemos negar que es histórico, por ser el primer punto que deja Brasil en suelo venezolano y también que Venezuela con sus armas pudo responder en la cancha compitiendo y mejorando su juego con respecto a otras presentaciones, aunque sigue faltando la consistencia necesaria para crear más peligro, para que los jugadores tengan más ocasiones. Ocasiones que lamentablemente ha desperdiciado una y otra vez, lo cual fácilmente puede resultar en una eliminación más que dolorosa, porque en esta competición extiende un cupo y medio extra para el mundial de 2026.
Venezuela es un equipo pragmático. Trata de adaptarse al rival, entendiendo las virtudes y limitaciones propias, pero uno de los patrones que se repiten son las transiciones rápidas, con individualidades para buscar a un nombre propio como lo es José Salomón Rondón, que es el goleador histórico. Abusa de esto el seleccionado y cuando es referenciado el "gladiador" lo sufre en demasía enviándole balonazos para que se las arregle.
Le cuesta y mucho
mantener una consistencia a los muchachos de Fernando Batista. Siempre es por
ráfagas de fútbol, pero cuando los tiene, viene otro problema y es la
definición. Sin goles no hay victorias, sin victorias no hay clasificación y
sin clasificación sencillamente no hay mundial por mas fe que tengamos
fanáticos, periodistas, analistas o simplemente venezolanos.
Tres campeones del
mundo, incluido el vigente visitaron Maturín y la Vinotinto pudo llevarse los
tres puntos de cada uno de esos juegos, pero la definición alejó esa
posibilidad. Muchos cuestionan a Batista, que seguramente tenga sus errores,
así como sus aciertos, pero no está en la posición de enseñar a rematar al
futbolista venezolano o de hacer que el jugador criollo entienda que para ir al
mundial se tiene que ganar, dar golpes sobre la mesa y terminar de ganar, más
allá de las sensaciones dejadas.
Se viene la fase final,
una con mucha presión para los jugadores y el cuerpo técnico, se acaban las
oportunidades, el margen de error cada vez se achica más. No podemos negar que
el estratega argentino devolvió a la alta competencia a la Vinotinto luego de
dos desastrosas clasificatorias, pero ¿alcanzará con competir?
No existe otra alternativa que ganar sobre todo en Maturín, sede que registra un invicto tras 2 victorias y 4 empates en el 2023-2024. Ganar para recuperar los puntos perdidos, esperando que no pase factura al final de la competición, donde ya no serán cuentas de calculadora, sino análisis para evaluar que ocurrió para llegar a la copa del mundo o en que se falló para no asistir.
Son tres partidos que
quedan en condición de loca, ante Bolivia, Perú, que en teoría son
contrincantes que esas sumas son juegos ganables y Colombia, que está en otro
escalafón con respecto a Venezuela, sin embargo, es siempre clase aparte este
enfrentamiento que algunos definen como un clásico por ser países vecinos, con
costumbres similares, más allá de la realidad futbolística de cada país.
Por: Víctor Lamus.